LA PERFOMANCE DE LOS FUNGICIDAS EN LA MIRA
Las enfermedades en trigo causan mermas en los rendimientos, que en algunos casos llegan hasta el 30% en Argentina. ¿Cuál es el papel de los fungicidas sobre los patógenos más importantes del trigo? ¿Toda falla de control implica resistencia?. Recomendaciones clave y lo que traerá el Congreso Aapresid sobre este tema.
Cada año, en plena campaña de trigo, las enfermedades son el foco de preocupación para los productores. Junto con las malezas e insectos, estas adversidades bióticas causan mermas en los rendimientos, estimadas entre un 10 al 30 % en las últimas campañas en Argentina.
Las enfermedades fúngicas foliares como la mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis), la septoriosis del trigo (Zymoseptoria tritici) la roya anaranjada o de la hoja (Puccinia triticina), la roya amarilla o estriada (Puccinia striiformis f. sp tritici) entre otras, son especialmente notables por su prevalencia y severidad. La dinámica poblacional de estos patógenos depende de varios factores, incluyendo un huésped susceptible, un patógeno virulento y un ambiente favorable; la magnitud de la enfermedad estará condicionada por el nivel de convergencia de estos factores.
Para manejar eficazmente los patógenos, se deben considerar herramientas como el conocimiento del historial del lote, la elección de genotipos de buen perfil sanitario, el uso de semillas sanas, los tratamientos terápicos, modificaciones en el arreglo espacial y densidad de siembra, una fertilización adecuada, monitoreo constante, y la elección del/los fungicidas a utilizar, tanto en los principios activos, como el momento y calidad de aplicación.
Entonces, ¿qué le pedimos a los fungicidas?
Es indiscutible que entre los métodos antes mencionados se destaca el uso de fungicidas como una de las opciones a la que más importancia le dan los productores para reducir la incidencia y severidad de las enfermedades para minimizar sus efectos negativos.
Queremos que el fungicida sea jugador de toda la cancha y en todas las canchas, además de bueno, bonito y barato. Cuando se evalúa el desempeño de un tratamiento fungicida a campo y este no resulta el ideal, es habitual responsabilizar a la molécula de ineficiencias que son propias del contexto al cual la sometemos. Un manejo inadecuado de las enfermedades someten al activo a condiciones complejas en las cuales no puede ser eficaz.
A la hora de analizar el control o la performance de un fungicida, primero se debe saber el historial de manejo de ese lote y tener conocimiento de todas las variables previas al momento de la aplicación, para saber cuánto exigirle al fungicida y no caer en un simplismo de asegurar que tal o cual molécula ya no funciona.
Dicho contexto en el cual situamos al fitosanitario a trabajar es un aspecto muchas veces descuidado, se cree en soluciones mágicas de la mano de una molécula a la que ponemos a jugar en una cancha inclinada. Es así como los controles químicos están encontrando algunas barreras a su uso, en muchos casos por propia impericia de los que gestionan los tratamientos y en otros casos, los menos, se destaca la aparición de resistencia a fungicidas como principal causa.
¿Resistencia o ineficiencia de aplicación?
El control químico de las enfermedades es una de las medidas de manejo más empleadas. Sin embargo, y al igual que ocurre con malezas e insectos, los hongos objeto de control pueden generar resistencia, tornando a esos fitosanitarios ineficientes.
En lo que respecta al cultivo de trigo, existe la confirmación de resistencia de P. tritici repentis (Mancha amarilla) a estrobilurinas y cyproconazole y diferencias entre azoles (2021); y una pérdida de fungitoxicidad de triazoles para el control de P. triticina (roya naranja) (2007).
El primer signo por el que surge la hipótesis de la “posible resistencia a campo”, es la preocupación del productor porque observa que la eficiencia de control del fungicida disminuye en comparación a campañas pasadas. Sin embargo, no toda falla de control es consecuencia de la resistencia de hongos a fungicidas. Esas ineficiencias pueden deberse a varios otros factores que deberían tomarse en cuenta, por ejemplo:
1. Sub-dosis de fungicida y aplicaciones divididas de una misma dosis comercial; esto sigue siendo más usual que lo debido y muy peligroso.
2. Aplicación de moléculas poco específicas para la enfermedad a controlar, que no son lo suficientemente tóxicas para el patógeno en cuestión.
3. Niveles de enfermedad elevados con umbrales excedidos o aplicaciones tardías. Existen niveles de incidencia suficientemente bajos como para permitir y dejar expresar la fungitoxicidad inherente a cada molécula y esto explica las re-infecciones, o sensaciones de “fallas químicas de control”.
4. Calidad de aplicación ineficiente, siendo poco frecuente analizar el resultado de una aplicación cuando es necesario cubrir las hojas en número de gotas/cm2. La consecuencia es observar re-infecciones en menor tiempo, mostrando una pérdida del período de protección.
5. Malas condiciones ambientales para la aplicación que pueden conllevar a: deriva excesiva del fungicida, evaporación del producto o lavado del mismo.
Entonces, para no caer en la lógica de decir, “esta molécula ya no me funciona porque hay resistencia”, debemos definir qué es la resistencia y cómo actúan en la dinámica de los patógenos: La resistencia es una habilidad desarrollada, adquirida y heredable. Según la FRAC, es un cambio en la susceptibilidad de una población de hongos que provoca el fracaso repetido de un producto fungicida para alcanzar el nivel adecuado de control cuando éste es usado de acuerdo a las recomendaciones.
Entendiendo las bases de la resistencia
Una causa habitual de desarrollo de resistencia es una modificación genética en determinado sitio de acción. Cuando esto sucede, la interacción entre el compuesto y su sitio de acción se ve afectada y el fungicida pierde su eficacia. Puesto que todos los compuestos englobados dentro de un subgrupo químico comparten un mismo modo de acción, hay un alto riesgo de que la resistencia desarrollada confiera automáticamente resistencia cruzada a todos los compuestos de la misma familia de fungicidas.
Existen tres factores que definen la ocurrencia de resistencias: las características propias del ingrediente activo (número de sitio y/o modo de acción, si el tratamiento se hace con un solo i.a.), la biología y epidemiología del agente causal (policíclicos es decir con alto número de generaciones, hospedantes, tasa epidemiológica, variabilidad genética y dispersión de esporas), y el manejo agronómico (contexto, subdosificación de activos, número y momento de aplicación, baja rotación de activos, comportamiento varietal, entre otras).
Dentro de estos factores hay diferente nivel de riesgo de generar resistencia. Estudios indican que los inhibidores de la demetilasa (triazoles) tienen un riesgo medio a bajo, las carboxamidas y estrobilurina es medio a alto y en los multisitios e inductores es bajo. En cuanto a enfermedades, el riesgo es alto para alternaria, medio para mancha amarilla y bajo para roya de la hoja.
La resistencia es un fenómeno evolutivo inherente a los seres vivos y es, por lo tanto, inevitable. Sin embargo, las buenas prácticas agronómicas pueden retrasar en gran medida su surgimiento y aceleración. Se pueden nombrar una serie de pautas de manejo con las cuales mejoramos a su vez las condiciones sanitarias del cultivo:
– Rotación de cultivos
– Uso de variedades de buen comportamiento
– Análisis de semilla
– Tratamiento curasemillas
– Monitoreo
– Conocer a qué patógeno fúngico nos estamos enfrentando y sus particularidades
– Comprender cómo los umbrales de aplicación se modifican según el estado fisiológico del cultivo
– Cuantificación de la incidencia y severidad de la enfermedad
– Decisión del momento de aplicación del fungicida
– Rotación de principios activos y modos de acción
Congreso Aapresid, un lugar para aprender y debatir sobre estos temas
Como la necesidad de información sobre el desempeño de sus fungicidas en los tratamientos en trigo es demandada campaña tras campaña, la REM convocó al próximo congreso, que se realizará del 7 al 9 de agosto en La Rural de Palermo, al fitopatólogo Dr. Lic. Cs. Biol. Ignacio Erreguerena de INTA Manfredi, que disertará sobre la posibilidad de que algunos fungicidas en trigo ya no sean útiles.
La charla, programada para el miércoles 7 a las 12.15 hs., se enfocará en cuál es el papel de los fungicidas en la dinámica poblacional de los patógenos más importantes en el cultivo, los factores que afectan la eficiencia de control de los fungicidas, qué significa la resistencia de los patógenos y cuales son los factores que disminuyen o aumentan el riesgo de este fenómeno.
Finalmente, Erreguerena presentará novedades en materia de fungicidas y las estrategias anti-resistencia para extender la vida útil de esta herramienta esencial para el manejo de enfermedades. Creemos que es importante contemplar y revisar los datos que surgen a campo, que en combinación con pruebas de laboratorio ayudan a contextualizar la problemática. Todo sirve, todo suma, pero depende del cómo y el para qué. La visión de un cultivo como un sistema integrado hoy es fundamental, todas las aristas forman parte de un todo y “todo está conectado”.