DIEZ AÑOS SIN GUSTAVO

“Separarse de la especie por algo superior. No es soberbia, es amor”, cantó Gustavo Cerati en “Adiós”.

Cuando compuso la canción incluida en el disco Ahí vamos (2006), junto a su hijo Benito, nunca imaginó que el pasaje terminaría convirtiéndose en una especie de epitafio suyo. Uno de los tantos, porque, como si se tratara de criptogramas, algunos de sus últimos temas tenían sabor a despedida, mientras que otros lidiaban con la trascendencia o la inmortalidad. Sin embargo, en el nicho del músico en el cementerio de la Chacarita sólo reposa una lámina con su nombre y el símbolo de infinito patentado en 1655 por el matemático y filólogo inglés John Wallis. El lugar se transformó en un sitio de peregrinación al que acuden diariamente un centenar de fans, aunque los fines de semana se quintuplica.

 

Este miércoles, la cifra de visitantes a la tumba del artista se mimetizará con esa curva plana semejante a un 8 acostado. Y es que se cumplirán 10 años de su muerte. Debido a que son pocos días los que separan a su natalicio de su óbito, durante las últimas semanas se llevaron a cabo un sinnúmero de homenajes en todo el país. Por ejemplo, “Gracias por venir” se llamó el tributo que se le brindó el viernes pasado en Villa Gesell, y que contó con la participación de 40 músicos locales. Sin embargo, el 13 de agosto, con motivo de su cumpleaños (sucedió el 11 de agosto), la radio Vorterix y la Municipalidad de San Isidro prepararon una actividad denominada “Once, tu cumpleaños” (tomado de un fragmento de “Numeral”, uno de los últimos temas del músico).

 

Aquel debut

Los 10 años de la trascendencia de Gustavo Cerati coincidieron además con los 40 años de la aparición del primer álbum de Soda Stereo, titulado igual que el trío. El 27 de agosto de 1984, no sólo el rock argentino sino también el de habla hispana cambió para siempre tras la salida de ese debut. Las 11 canciones que constituyeron al repertorio emanaban una frescura novedosa, diferente a todo lo proponía la música que se hacía en la Argentina en aquella época. Era una suerte de banda de sonido de la “primavera alfonsinista”, que, a punta de new wave, ska, raggae, post punk, y de letras que partían de una hipotética superficialidad e inocencia, supo sintetizar el cambio de era. No hay nada más The Clash, por más que el trío se parecía a The Police, que escuchar al frontman cantando “¡El régimen se acabó!”, en “Dietético”.

 

Producido por Federico Moura, el disco ya daba cuenta del temperamento artístico de Cerati, así como de su desenvoltura y la curiosidad dentro del estudio de grabación (lo corroboraron recientemente los dos ingenieros de grabación del álbum, Luis Brozzoni y Oscar Giménez). Y era tal al punto de que Soda Stereo decidió producir sus propios discos, a partir del segundo álbum, Nada personal, publicado al año siguiente. “Nuestro primer disco es sumamente valioso para entender por qué Soda Stereo fue lo que fue, porque habla de una variedad y advierte nuestra intención de reinventarnos constantemente”, le contó Charly Alberti a este diario en 2014, en una producción por los 30 años del lanzamiento de ese trabajo. “Teníamos ganas de experimentar otras emociones y de demostrar que había un mañana”.

 

La fotógrafa Andy Cherniavsky, otra de las consultadas para esa nota, destacaba: “De toda esa nueva escena, Soda Stereo se posicionó como el grupo moderno del momento. Eran tres tipos súper producidos, que sabían laburar híper bien el tema de la imagen, aparte de que tenían una conciencia plena de la novedad y la creatividad, pero especialmente de la transgresión”. Como consecuencia del 40° aniversario de ese álbum, el baterista informó, en una entrevista para un medio estadounidense, que este año verá la luz un tema inédito de esa etapa. “La letra habla de un niño que mira fijamente al cielo. Es una letra muy juvenil, muy ingenua. Pero bueno, fue lo primero que hicimos”, explicó, sin ahondar en el nombre de la canción o en la fecha en la que saldrá. “El audio es bastante bueno. Lo máximo que haremos es un poco de masterización”.

En la última parte de la entrevista, realizada por el periodista Andy Meek (el mismo que firmó en 2023 el artículo para el diario inglés The Guardian en el que advierte sobre el redescubrimiento de Soda entre una audiencia no hispanohablante), Zeta Bosio revela cómo “Trátame suavemente”, única canción del primer disco que no era del grupo, fue incluida. “En esos días, íbamos a ver muchas bandas, y una de nuestras favoritas era Los Encargados”,dice. “Richard Coleman era parte de ese grupo y también estaba Daniel Melero. Éramos grandes fanáticos suyos y nos hicimos amigos. Hicimos una versión lenta porque la original estaba más orientada al baile. Nuestra versión y visión ponen al tema en un contexto melódico, como una canción de amor. Pero, originalmente, la letra estaba inspirada en la Guerra de las Malvinas”.

 

 

El autor de “Trátame suavemente”, Daniel Melero, participó como tecladista invitado en ese debut. Más adelante, puso su creatividad al servicio de dos álbumes bisagras del trío: Canción animal y Dynamo (en 1992 también grabó Colores santos junto a Cerati). En su autobiografía, Incierto y sinuoso, publicada este año, cuenta con detalles su relación con el líder de Soda. Aparte de abordar las razones que los distanciaron, así como su reconciliación y hasta la idea de hacer otro disco a cuatro manos previo al ACV que sufrió el icono, narra, entre otras tantas anécdotas, la creación de Canción animal. “Falta poco para el final y sólo queda cerrar una mezcla”, evoca quien figura en los créditos por su “aporte conceptual”. “Después de un día y medio de trabajo, ‘De música ligera’ está bastante presentada. Pero aún lejos de estar lista”.

Treinta y cuatro años después, “De música ligera”, amén de impulsar la expresión “Gracias totales”, sigue cautivando y sorprendiendo a generaciones de público en todo el mundo. Incluso de habla inglesa. Así lo dejó en evidencia Coldplay en sus shows en la cancha de River, en 2022 (Chris Martin, líder del cuarteto británico, tiene tatuada la frase que Cerati dijo en la despedida de Soda). Este himno del rock cantado en español cautivó de igual forma a Jason Hanley, quien participa en las deliberaciones del Salón de la Fama del Rock and Roll. “Sería grandioso

ver a una banda como Soda Stereo nominada algún día”, manifestó en 2022, a través de la red social entonces llamada Twitter, el directivo de la Fundación y museo con sede en la ciudad estadounidense de Cleveland. “Se trata de gran artista argentino, y ‘De música ligera’ es una gran canción”.

Salón de la fama

Desde 2020, Miguel Gálvez, periodista estadounidense (de origen mexicano), se encuentra haciendo campaña para que el trío se torne en el primer artista latinoamericano en ingresar en el cénit de la música rock. La propuesta ya cuenta con 40 mil firmas (recogidas en alrededor de 60 países), y tiene el apoyo de los integrantes sobrevivientes de Soda y de Laura Cerati, hermana del músico. “A través de una amiga, nos contactamos con Charly Alberti y quedó impresionado con la idea”, recordó el comunicador, con residencia en California. “Él creía que era impensable que alguna banda latina llegara al Salón. Empecé a recibir mensajes de ellos tres, y se abrieron canales de comunicación, especialmente con Charly y Laura Cerati, quienes han sido muy amables conmigo”.

Ante la pregunta de a qué se debe que públicos de habla no española se interesen por la música de Cerati y Soda en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, Tweety González, conocedor de la industria discográfica y quien en la transición de los 90 a los 2000 residió en los Estados Unidos, le dice a Página/12: “Creo que hay dos factores: hay más gente de origen latino tocando con anglosajones, pero apunto más a la idea de que Internet, YouTube y los medios especializados empezaron a mirar ese fenómeno. Hay un montón de youtubers que reaccionan. A veces son reales, a veces me parecen preparados, y tanto Gustavo como Soda están en todos. Y la gente se asombra. También es por comparación. No veo a otro Cerati. Eso agiganta más su nombre. Ojalá que salgan nuevos Cerati, a nivel talento, en el futuro”.

El texano Greg González, cantante, compositor y guitarrista de la banda de dream pop y shoegaze Cigarettes After Sex, en 2017 le confesó a este diario que era muy fan de Soda y Cerati. En especial, de su hit “Primavera 0”. Si bien es de ascendencia latina, el frontman no canta en español. Tampoco lo suele hablar. Otros músicos angloparlantes que también mostraron en los últimos tiempos su admiración por el artista argentino fueron el neoyorquino Danger Mouse (integrante del dúo Gnarls Barkley, y productor de bandas como Red Hot Chilli Peppers y The Black Keys), y Seye Adelekan, bajista del grupo Gorillaz. “Soy un británico nacido en Nigeria y fan de Soda Stereo”, espetó en 2021. “No hay mucho para pensar. Trascendieron la lengua española”.

Poco a poco, Tweety González instaló la idea de que Gustavo Cerati es el “Gardel del siglo XXI”. “Yo camino Latinoamérica. Voy a Colombia y es re tanguera. Y veo que la historia se repite”, asegura el músico y productor, que pronto subirá a las plataformas de música el único disco de su banda Ácida, en el que colabora el ex Soda. “Que un género como el rock en español se haya esparcido por todo el continente tiene como único antecedente lo que hizo Gardel con el tango cien años antes. Me parece que la analogía es acertada. Además, en la Argentina no tenemos dimensión de la importancia de Gustavo”. Esto último quedó comprobado en el velatorio del músico, efectuado el 5 de septiembre de 2014 en la Legislatura porteña, donde la mayoría de los congregados provenían de diferentes países de América latina.

 

Si un rasgo aúna los trágicos desenlaces de Gardel y Cerati es que acontecieron fuera de Argentina, en ambos casos durante una gira de recitales. Mientras el tanguero falleció en un accidente aéreo en Medellín, en 1935, el rockero padeció el ACV, que devino en su muerte, tras un recital en Caracas, el 15 de mayo de 2010. En ese momento, Cerati estaba presentando el que terminó convirtiéndose en su último álbum de estudio, Fuerza natural (2009). De hecho, como si se trata de una ironía del destino, el propio artista había advertido su desenlace: “Me puedo morir tranquilo después de este disco”. En esos meses, también contó: “Gran parte de la lírica la escribí en una chacra que tengo en José Ignacio, Uruguay. Es como un compendio de mi carrera, pero expansivo; no es una suma de clichés, pero están”.

Fuerza natural

Richard Coleman, compañero de armas del músico desde los ’80, fue parte de las formaciones para las grabaciones de Ahí vamos y Fuerza natural. “Fuerza natural es el disco definitivo de Gustavo”, refuerza el ex Fricción y Los 7 Delfines a este diario. “A nivel musical, Gustavo lo compuso rápido. Hizo un trabajo intenso durante dos meses y armó una carpeta con 20 composiciones. Desde el principio tenía clara la búsqueda sonora. Me comentó que quería conseguir la presión del rock pero a través de instrumentos acústicos. Cuando me llamó para colaborar con las letras, le pregunté: ‘¿De qué vamos a hablar?’ Me respondió que tenía una visión psicodélica, y empecé a investigar sobre lo que decían Pink Floyd o Jimi Hendrix. Y encontré que leían al poeta Robert Creeley”.

Si Coleman legó canciones como “Dominó” y “Naturaleza muerta”Adrián Paoletti aportó, por ejemplo, “Magia” “Amor sin rodeos”. “En el verano de 2009, Gonzalo (Córdoba) me dijo que había una fiesta en José Ignacio, en la que pasaba música Lean Fresco”, revisita el ex Copiloto Pilato. “Cuando llegué, Gustavo le dijo que tenía que trabajar en las letras y que eso le daba fiaca. Y Gonzalo le sugirió que hablara conmigo. Me dijo que quería salir del cliché de las letras románticas. Quería letras bien psicodélicas, con animales y números. Le dije que era mi especialidad. Me pasaron un CD-R con 19 canciones terminadas, y a la semana le mandé un mensaje para avisarle que tenía algunas letras, a lo que me respondió: ‘Ah, estás inspirado’. Luego, hice un estudio con la métrica de Gustavo”.

 

Leandro Fresco, Fernando Nalé, Fernando Samalea, Richard Coleman, Anita Álvarez de Toledo y Gonzalo Córdoba conformaron la banda que salió a tocar Fuerza natural. El último, ex integrante del grupo Suárez, se encargó de la tercera guitarra. “Me llamó Gustavo en 2008, y me preguntó si me gustaría grabar el disco que estaba haciendo. No me esperaba algo así, por más que conocía mi trabajo”, repasa. “Cuando me mostró los demos, me dijo que quería hacer algo diferente a Ahí vamos. Si escuchás esos demos hoy, la música estaba planteada. Y me propuso que desglosara lo que estaba ahí. Quería recrear en vivo todo lo que hizo con samples. Estuve en casi todas las sesiones de grabación. Fue generoso, me cedió muchos espacios. Me divertí y aprendí un montón. Quince años después, sigo soñando lo maravillosa que fue para mí toda esa época. Esa banda era una maquinaria infernal”.

 

Benito Cerati también participó en el proceso compositivo de Fuerza natural, lo que después decantó en una carrera musical propia (primero con el proyecto Zero Kill y luego en solitario), cuyo primer disco vio la luz en 2013. Siempre se pensó en él como único heredero del talento de su padre, pero una y otra vez pateó el tablero. En 2022, mientras promocionaba su álbum Shasei, el artista de 30 años repasó Dynamo Colores santos en un mismo show en el CCK, a propósito de sus tres décadas. “Nunca renegué de nada, ese recital era una manera de decir: ‘Puedo hacerlo, dejen de hinchar las pelotas’”, le contó a este diario. “Si no hice nada sobre mi padre antes fue porque sentía que tenía que comunicar otra cosa. Sabía que podía llevar adelante la propuesta de ese show porque conozco la cocina y musicalidad de ambos discos”.

A pesar del peso que tiene su apellido, pudo salir adelante por su cuenta. “Siento que siempre estuve unido a la música. De chico no tenía tanta confianza, padecía el síndrome del impostor. Sentía que era mío, pero me costaba creérmela”, dijo en la misma entrevista. “Ahora siento que estoy metido en la escena, y sobre todo en escenas que me gustan. Me empezaron a pasar muchas cosas grosas. Si fuese por mi apellido, podría haberme pasado hace diez años.

Sin embargo, me pasa ahora”. Tarda en llegar, pero al final hay recompensa, como versa la canción. “Me acuerdo de que mi padre estaba preocupado por cómo me iba a ir cuando fuera grande e hiciera lo que estoy haciendo ahora”, reveló en 2019. “Le dije que le tenía miedo al ‘Síndrome Lennon’, y él me contestó: ‘Si hay pasión, no hay error’”.