LO QUE EL CLIMÁTICO NOS DEJÓ, DESARBITRAJES Y MIRADAS APUNTAN AL SUR

Y un día parece que la montaña rusa se convirtió en calesita.

Luego de dos larguísimos meses de idas y vueltas de precios, leyendo y observando el impacto de estados de cultivos, pronósticos, áreas sembradas que se modifican y rindes volátiles; de a poco van abandonando la escena dejando su marca dentro de los valores de mercado que van buscando un equilibrio transitorio.

Y digo transitorio porque nada en este mercado ya sea por historia o por presente, nos dice que las cosas quedarán como hoy por demasiado tiempo y con solo mirar algunos indicadores podríamos concluir que la calma no será duradera.

La soja posición noviembre en CBOT flota hace un mes en un rango desde U$D  492 a 512, buenas marcas y no tal lejos de los máximos de la serie, mientras el maíz hace lo propio entre 183 y 187 posición diciembre pero en este caso cerca de los mínimos.

La fluctuación de valores de ambos productos tiene una relación histórica que se basa en compartir muchos usos en lo que respecta a demanda, y área a sembrarse en lo que respecta a oferta. En otras palabras las variaciones de precios de cada uno de ellos no son indiferente al otro, no existen como compartimentos estancos en forma individual sino que se correlacionan.

Hoy ese cociente, esa relación está rota, desarbitrada.

El movimiento de área de soja a maíz en EEUU que se produjo esta campaña logró ese efecto. Sin embargo este nunca tiene gran duración, ya que las fuerzas del mercado se encargarán de corregirlo más temprano que tarde.

Este descalce está ocurriendo no solo en las posiciones 2023 sino también en las que operan de 2024.con una soja que aparece cara en términos relativos.

En algún momento o período el producto barato mejora precio por presión de demanda,  el caro incentiva su siembra mejorando la oferta o una combinación de ambas, el resultado es volver a la correlación.

Hoy la soja está cara contra su hermano forrajero y necesariamente en el mediano plazo tenderá a corregirse y quizás sea uno de los campos de batalla en la guerra de precios venidera.

El otro factor a seguir será nuevamente el clima, pero esta vez en Sudamérica que será la dueña de la oferta potencial futura y por lo tanto el eje de la incertidumbre.

Un arranque con más pronósticos alentadores que agua en los potreros, por el momento solo promesas en los mapas y gráficas.

El niño se hace rogar y muchas zonas altamente productivas dependen totalmente de lo que venga del cielo, ya que en la tierra ya no hay nada de dónde agarrarse, las reservas útiles son casi nulas.

Y no es ideal la situación de arranque en algunos sitios en Brasil donde después de las súper cosechas, estados productores del sur como Mato Grosso presentan los perfiles con humedades por debajo del promedio y no se está haciendo sencillo avanzar con la siembra.

Prematuro para preocuparse, seguramente, pero las noticias climáticas claramente ya están cambiando de hemisferio.

Está todo por definirse y si las lluvias se normalizan iríamos a grandes cosechas nuevamente el año entrante desde estos puertos y con nosotros sumándonos esta vez a esa ola.

Este arranque es una promesa de un nuevo período de volatilidad, pero esta vez desde otra latitud.

Bajo esta situación, en las condiciones actuales y aprovechando el Programa de incremento exportador nro. 4 se debería comenzar a vender los remanentes 2023 con precios Noviembre por encima de U$D  400 y enero ( ya cruzando un nuevo gobierno)  acariciando los U$D 390 pero con promesa de precio en pesos muy superior.

Como corolario, no es menor observar el inverso que existe sobre mayo 2024 de U$D  50/toneladas , muy alto contra el promedio histórico.

Para la campaña 23/24 el sector se mantiene casi sin coberturas y sería prudente mirar con buenos ojos el rango de precios locales de soja 340/350 para comenzar a forjar pisos.

Con respecto al maíz se puede, a mi criterio, darle un poco más de tiempo a su posicionamiento y esperar una recomposición de las relaciones históricas por cualquiera de los caminos señalados, disminución de oferta o presión de demanda.

Como nota al pie considero fundamental no perder de vista las nuevas situaciones que van apareciendo y que puedan tener potencial para modificar la ecuación de precios en el futuro ya que estas nos obligaran a ir modificando nuestra estrategia adaptándola a estas nuevas realidades.

Después de todo en el largo plazo no necesariamente sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta a los entornos cambiantes.

Por Fernando Vuelta – Director Comercialización Granaria Agroeducación.