JUAN DOMINGO PERÓN, A 48 AÑOS DE SU MUERTE, LA VIGENCIA Y EL LEGADO

El 1 de julio de 1974 a las 13.15 el fundador del movimiento político más relevante del siglo XX entró en la inmortalidad. En un nuevo aniversario, el autor reflexiona sobre el significado de su legado en la actualidad.

Este 1 de Julio se cumple el aniversario n° 48 del fallecimiento del líder histórico y argentino más importante del siglo XX, el general Juan Domingo Perón. En un momento de mucha incertidumbre económica y fuertes discusiones políticas hacia el interior del movimiento, la pregunta sobre la identidad y las raíces del peronismo se encuentran más vigentes que nunca.

Para nuestra generación militante esa tradición fue recuperada y revitalizada por el liderazgo de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, es fácil percibir en el horizonte un espíritu de época donde acecha un nuevo fantasma liberal económico que busca erradicar toda posible recuperación de comunidad organizada para los destinos de nuestro Pueblo, en un contexto donde persisten profundas desigualdades sociales. Estas complejas circunstancias nos obligan a volver a las grandes verdades que Perón legó al Pueblo argentino y que fundan lazos en la recuperación de un proyecto nacional y en la unidad del movimiento, por sobre todas las fracciones.

En uno de los documentales más importantes de la historia del cine argentino (sino el más), el artista Leonardo Favio culmina su obra “Perón, sinfonía del sentimiento la historia del peronismo” con la muerte del líder histórico. Los intertítulos de la placa final rezan: “El 1 de julio de 1974 a las 13.15 el General Perón entró en la inmortalidad”.

Previo a eso, Favio realiza un poema audiovisual de casi seis horas de duración sobre la historia de la lucha del Pueblo argentino en el siglo XX. El auge del movimiento obrero organizado con Perón, la caída del peronismo y del Pueblo, la proscripción, la lucha de la resistencia que construyó las condiciones para que las nuevas generaciones concretaran finalmente en los setenta la devolución de Perón a su destino histórico de unidad con el Pueblo argentino. Una narración épica que es parte de la trama esencial de nuestra memoria colectiva. Un recuerdo vital para las nuevas generaciones que no vivimos el peronismo directamente sino a partir de nuestros referentes y para las aún más recientes que tampoco vivieron la reciente década ganada.

Favio compone su elegía con un tono místico y alucinatorio expresado en las olas azules que representan las fuerzas de la historia que empujan a Perón a ser restituido al Pueblo argentino. Todo esto es parte final del film en el cual las olas azules se evidencian como las fuerzas hechas con la fibra del Pueblo que empujan a Perón a recuperar la centralidad.

Sobre esas imágenes, Favio recupera la visión espiritual en la voz de Eva que señala que “el peronismo es la fe popular hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria” y agrega: “Soy peronista por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificado y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales y la capacidad realizadora de su Jefe, el General Perón”.

Finalmente, el cierre es del General quien recuerda que “el justicialismo es una nueva filosofía de la vida. Simple. Práctica. Popular. Profundamente cristiana y profundamente humanista. Como doctrina política, el justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con la de la comunidad. Como doctrina económica, el justicialismo realiza la economía social poniendo el capital al servicio de la economía y la economía al servicio del bienestar social. Como doctrina social, el justicialismo realiza la Justicia Social, que da a cada persona su derecho en función social”. Verdades simples y viejas que Favio recupera para siempre y que son fundamentales para pensar este contexto incierto en el cual se ponen en dudas las raíces de nuestra tradición política cercada por un progresismo sobredimensionado y exportado de tradiciones foráneas. En su obra, Favio también retrata además la historia del desarrollo industrial argentino que impulsó la prosperidad de nuestra clase obrera a mediados del siglo pasado.

Los pasos finales de Perón a la eternidad son retratados con una canción que utiliza palabras sencillas de Chango Funes y Pocho Leyes: “Muerte, no te pertenece. Muerte, lo vengo a buscar. Los pueblos son como un río con aguas de eternidad. Puedes guardar las cenizas, yo tengo su corazón, porque él vivió de tal suerte que vivo vive en la muerte. Muerte, guardad el silencio. Vida, su voz me la llevo, porque la lumbre del pueblo sigue brillando en el tiempo. Yo soy la vida. Yo soy el vientre. Yo soy la historia. Yo soy el Pueblo. Yo sé que vive y siempre vivirá”.

El poema de lucha de la historia de Perón y del Pueblo argentino, que fue legado a nuestras generaciones a través del kirchnerismo, debe continuar vivo y debe ser legado a las nuevas generaciones. Como parte de un hilo histórico que nos lleva de regresó al 17 de octubre de 1945. La prosperidad que estableció Perón para el Pueblo nunca pudo ser igualada y eso lo sella como un horizonte que siempre vuelve. Como lo expresó Berta Carranza en una conversación con la Agencia Paco Urondo. Una de las hijas de Nicolás, obrero peronista fusilado en José León Suárez en 1956. “Mi mensaje para los jóvenes es que conozcan la historia de nuestro Pueblo, que la estudien. Que redescubran la historia de la resistencia peronista”.

A principios de esta semana, el compañero y economista Guillermo Moreno recordó en una entrevista radial con el periodista Ezequiel Guazzora tal vez algunas claves importantes sobre lo que significa descubrir el pasado que se extiende adelante nuestro: “Yo les digo a mis queridos compañeros de la causa nacional y popular, hay dos Perón que hay que revindicar y ver con precisión. El Perón del 52 y el Perón del 20 de junio de 1973, cuando dijo ‘vuelvo descarnado’. Nosotros recibimos una Argentina que va desde la Quiaca hasta el Polo Sur y le debemos dejar a las generaciones que vienen por lo menos la misma Argentina y eso es lo que está en discusión. Hay que estudiar con ahínco el Perón del 52 en adelante. El del 52 al 55. Ahí están muchas cosas de las cosas que nos volvieron a pasar en la década ganada”.

Tal vez la mención de Moreno nos lleve a pensar un momento paradigmático de la historia del peronismo para entender sus límites y desafíos en la transformación de un modelo orientado al consumo a otro con mayor sesgo productivo. El volver críticamente sobre las lecciones económicas de la historia del justicialismo nos puede ayudar a repensar nuestra actual gestión frentetodista, cercada muchas veces por imaginarios liberales o progresistas, que se muestran insuficientes para encarar los cambios que necesita la estructura productiva de Argentina.