APORTES PÚBLICOS PARA QUIENES TRABAJAN POR OTRA AGRICULTURA
La titular de Summabio, Jimena Sabor, ofició de anfitriona de funcionarios de la Secretaría de Agricultura de la Nación, municipios, emprendedores y organizaciones civiles que recibieron aportes del estado para fomento y desarrollo de proyectos de sustentabilidad productiva.
Summabio es una empresa cordobesa que trabaja desde hace 25 años en investigación y desarrollo biotecnológico de microorganismos para estimular crecimiento, controlar y remediar impactos que se producen en la agricultura. “Asumimos un desafío importante al adoptar esta estrategia productiva basada en desarrollos biológicos. Nuestra tarea es producir microbacterias y en este proceso contamos con apoyo de universidades y del sector público”, contó la timonel de Summabio y con orgullo señaló que están enviando mercaderías a Uruguay y Bolivia.
El Probiaar es un programa de la Secretaría de Agricultura de la Nación para promover el desarrollo de la producción de bioinsumos agropecuarios en agropymes, pymes de medio porte y organizaciones de instancia pública. La iniciativa financia con hasta $50 millones en proyectos para la producción de biológicos, con el fin de sustituir importaciones de fitosanitarios y fertilizantes sintéticos. Este egreso de divisas en la balanza comercial alcanza varios cientos de millones de dólares, en un contexto de alza de precios agudizada por el conflicto ruso-ucranio, dos países con una producción importante en esos mercados.
La subsecretaria de Pequeños y Medianos Productores Agroalimentarios, Milagros Babieri, subrayó que «con el Probiaar hay una buena posibilidad no solo de sustituir importaciones y de ofrecer una alternativa a insumos químicos, sino también aprovechar recursos locales y abrazar estrategias de mayor sustentabilidad productiva”. Se detuvo además en el sinuoso camino que implica darle cobertura normativa a través de protocolos que alienten la participación de productores, academia y sector público.
Aportes que apuntalan sueños de triple impacto
Uno de los grupos más nutridos provino de la Sierras Chicas. Siguiendo los principios de Sayri, en la provincia de Salta, unos años después nace Gaia en Agua de Oro, Córdoba. Se trata de un proyecto integral para una agricultura regenerativa dedicado a la producción de alimentos sanos para el abastecimiento local. También destina sus esfuerzos a la producción de insumos biológicos para hortalizas, frutales y producciones agrícolas en general, siendo el cultivo de un tabaco orgánico su principal emblema, aunque también trabajan en desarollos para cultivos como trigo, soja y maíz.
El aporte conseguido por los serranos tiene como objetivo la mejora del equipamiento de la biofábrica. El desarrollo de compost y de abonos fermentados para la agricultura, y de fertilizantes líquidos, con expectativas de ampliar zonas de trabajo a Colonia Caroya y Villa Dolores.
En las presentaciones se mencionó el grato nombre de Jairo Restrepo, una referencia ineludible para los miembros de Gaia y los cultores de la agricultura regenerativa.
Villa Ciudad Parque, comuna en clave humanista
Otro grupo que asumió esta entrega de aportes como un hito significativo en su vida productiva fue la delegación de la comuna de Villa Ciudad Parque. Acompañados de su jefe comunal Pablo Riveros y de una buena cantidad de integrantes de una cooperativa en proceso de formalización, destinada a la producción y faena de pequeños animales. Este aporte se percibió como un mojón importante para esta organización solidaria de esta pequeña población de Calamuchita.
Villa Ciudad Parque es un referente por la belleza de sus paisajes y por el compromiso democrático de sus ciudadanos: cuenta con una Dirección de Ambiente y Bienes Comunes que promueve prácticas amigable con el medioambiente y capacita a vecinos e interesados en los cultivos con una perspectiva agroecológica.
Bajo la idea de crecer en eficiencia e incluir
Desde el sur provincial, los integrantes de una experiencia social y productiva muy cerca de Río Cuarto se arrimaron a recibir y celebrar este aporte que para ellos será un aliento a sus objetivos de producir e integrar a jóvenes. Se trata de la Granja Siquem, que desde 1993 brinda oportunidades para los jóvenes excluidos del mundo educativo y social, convidándolos a un espacio comunitario familiar a partir del afecto y la empatía.
El médico veterinario Manuel Schneider y Mauro Mació contaron que con la Cooperativa de Trabajo La Soberana trabajan con estrategias agroecológicas en producción de compost y agroinsumos en un predio de unas 70 hectáreas. Junto al Movimiento Campesino y bajo la consigna “Otro mundo es posible”, en la granja producen pollos, tienen gallinas ponedoras, cerdos y manejan los efluentes que se generan. También hay un tambo, una parte de cuya leche se destina a fabricar quesos. Los objetivos de la Granja apuntan a la diversificación y ganar cada año en una mayor profesionalización de las tareas, con sustentabilidad e inclusión como bandera.
La agenda del noroeste cordobés se apoya en la sustentabilidad
Carlos Miotti tiene una vida realizada en la producción agrícola tradicional, y junto a su familia tiene entre sus objetivos la producción sustentable de legumbres, trigo y maíz en el noroeste cordobés. Su hija Gabriela es la más entusiasta en este proceso de ir incorporando otras estrategias productivas, más amigables. El año productivo pasado no fue bueno pues las precipitaciones fueron escasas en esa región pero una buena fertilización puede recortar pérdidas, piensan.
Silvana Drudi tiene un campito en Ischilín que destina a la cría de cabras y lo hace porque cree en las virtudes de esos pequeños animales insignia de esa olvidada región de la provincia. “En nuestro tambo de cabras producimos leche, quesos, yogur y ponemos esfuerzos en la mejora genética permanente de nuestros planteles”, trazó la productora. Cree que nuevas estrategias productivas pueden promover cambios culturales en los jóvenes de esa zona para que incluyan al campo como opción laboral noble y estratégica para la vida.
Desde Colonia Caroya, Fede, Martín y Fernando trabajan en un proyecto de alimentación para rumiantes y si bien están dando los primeros pasos, la expectativa es muy movilizadora.
El otro proyecto, con sede en Tulumba, lo lleva adelante la Dra. Victoria Moncada, cultiva forraje hidropónico con registros de producción que serían envidia de los modos tradicionales de hacer pasto. Moncada es la presidenta de la Sociedad Rural de Córdoba y desde allí alumbra otros modos de producir alimentos, respetando el suelo, reponiendo nutrientes.
Summabio, empresa B
Desde hace unos años y a partir de un proceso judicial en los Estados Unidos donde una multinacional absorbe una empresa de helados con el solo argumento de incrementar la rentabilidad, emerge la idea de que el beneficio económico no es el único objetivo, ni siquiera el más importante que tiene una empresa. Eso, que parece una noticia peregrina conmovió las estructuras de la economía marginalista, que se mueve detrás de ese único y mezquino objetivo: allí nacen las Empresas B. Este tipo de empresas se crean para ganar dinero pero no se plantea hacerlo de cualquier modo sino con el compromiso de desarrollo territorial, integración social de su comunidad y de respecto al ambiente.
En sus amplios catálogos de Summabio sobre su paleta de productos destacan su perfil de producción amigable con la naturaleza y la biodiversidad, comprometidos con la eficiencia y la sustentabilidad, a partir de devolverle al suelo lo que los cultivos le capturan cada año.
Su titular, Jimena Sabor, nació en la localidad cordobesa de La Carlota, vivió en Buenos Aires muchos años y en 2013 retornó para comenzar el trabajo en una especialidad que fue un nicho pero ahora va por un lugar destacado en la producción que piensa en el suelo, el ambiente y la biodiversidad.
Ser Empresa B es sostener una preocupación central por lo económico, lo social y lo ambiental, y no es una pose. En sus folletos, con tipografía de orgullo, puede leerse: “Hoy nos sumamos a una comunidad de más de 4000 empresas con las que compartimos un sueño y una visión de futuro porque buscamos desde el propio negocio, ayudar a distintas problemáticas sociales y ambientales. Nos une trabajar juntos por ser las mejores empresas para el mundo”. Ojalá lo honren, ojalá lo logren.
Por Osvaldo Iachetta / Redacción Todoagro.